Retos del Franciscanismo para el Siglo XXI
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Plantearse la pregunta de los retos que el franciscanismo recibe en esta primera etapa del siglo XXI es ya un dato positivo.
Acoger-proponer retos solamente puede hacerse en la medida en que se tiene claro que una espiritualidad como la franciscana, más allá de los siglos de su pervivencia, sigue siendo una posibilidad y una oferta para la persona de hoy. Además, una espiritualidad está viva en la medida en que se la recrea .
Acoger-proponer retos solamente es viable en la medida en que se tiene despierta una ilusión. Quien acoge-propone retos, es alguien que, abierto aún a la vida, muestra el deseo de escuchar el latido de su tiempo y quiere, de alguna manera, caminar en la senda de que respira.
¿Podemos acoger los retos en esta hora de reducción y de cierta debilidad de la vida franciscana en nuestra cultura occidental? Sí, porque acoger-proponer retos no es principalmente tarea de fuertes, sino de confiados. ¿Cómo se va a aceptar el reto que viene envuelto en el temor?
Ojalá que esta hora de reducción no fuera de desconfianza, sino que, palpándose en la propia debilidad, activando la confianza, se pueda ir entrando en ese mundo duro pero fructífero de los retos de la vida.