La nación Waorani. (PDF)
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Este trabajo debe insertarse entre otros que surgen de la colaboración entre la CEE, el Vicariato de Aguarico-Cicame y la Fundación Alejandro Labaka para la realización de un proyecto que han llamado PUEBLOS ANCESTRALES y que se refiere a los grupos indígenas del nororiente ecuatoriano que llamamos grupos ocultos.
Como hemos dicho en otros momentos, se trata de grupos ocultados o ignorados muy intencionalmente hasta el día de hoy.
Se les suele llamar, por lo general: grupos en aislamiento, o sin contacto.
Lo que se trataba de conseguir con el conjunto de acciones, precisamente, es desvelar con claridad su existencia, mostrar sus derechos que han sido pisoteados, hacerlos parte de nuestro conocimiento, atención y respeto.
En nuestro caso, el encargo concreto consistía en reunir, de manera concisa, losmás relevantes hechos históricos conocidos y colocarlos en un mapa.
Esto es, comprobar si las noticias ciertas que tenemos sobre ellos, situadas en una geografía y tiempo concretos, podrían servir para orientar y dar peso real a la discusión que no cesa sobre el tema de su territorialidad.
En definitiva, entre tantos cuentos e infundios, entre tantas reclamaciones supuestamente históricas que semanejan con notable desconocimiento de parte y parte enmuchas controversias, ¿cuáles son los datos serios, comprobados, que indican su presencia en tiempo y espacio concretos? ¿Y qué nos indica todo eso respecto a su cambiante ocupación de un territorio selvático?
En buena parte hicimos este trabajo en un estudio histórico publicado hace ya muchos años: LOS HUAORANI EN LA HISTORIA DE LOS PUEBLOS DEL ORIENTE (Cicame, 1994).
Allí estaban ya recogidos, con sus fuentes respectivas, y relatadosmás por extenso, los hechos principales.
Luego, seguimos rescatando, tanto en la memoria oral waorani, como en alguno de los archivos ecuatorianos a los que tuvimos acceso, otros datos que corrigen y completan aquella obra.
En esta ocasión lo resumimos tanto que apenas son algomás que apuntes mínimos.
Sin embargo, quizá por su brevedad y evidencia, puedan servir mejor para difundir lo que sostenemos: no es cierto que la única historia de estos últimos pueblos orientales, parcialmente acreditados (como loswaorani), o aún por hacerlo (taromenani y otros), sea lo desconocido; ni tampoco deben confundirse con la realidad los muchos bulos y desinformaciones tan típicos de su entorno.
Insistimos en que existen elementos suficientes para distinguir entre historia y cuento, entre hechos probados y otros imaginados, entre razones y demagogias.
Pero hemos de hacer, de una vez por todas, ese esfuerzo de conocimiento.
Oestaremos condenados, como hasta hoy, a diseñar territorios sin mayor tino; Zonas Intangibles sin ton ni son; y políticas de protección que apenas tienen que ver con la realidad histórica o la actual.
En resumen, queremos señalar datos históricos y geográficos verificados que muestran la utilización del territorio por estos grupos.
Evidentemente se trata de una primera aproximación, muy escueta, pero que creemos aporta elementos interesantes para evaluar la situación actual, ofrecer pistas de diálogo a los diferentes actoresmetidos en la discusión sobre territorios selváticos y, de esamanera, alentar reformas que lleven racionalidad a una zona tan violentada.
Hemos subtitulado el trabajo LA NACIÓN WAORANI, aun sabiendo el componente polémico que pueden traer esos conceptos.
Decimos waorani porque nuestra hipótesis es que, hasta donde sabemos, los pueblos de los que hablamos forman una especie de conjunto humano con lengua y tradiciones comunes.
En ese sentido se les señala un origen común y comparten muchos rasgos.
Ahora bien, hay que tener mucho cuidado a la hora de identificar, sinmás, a los grupos ocultos, cuyo número y características aún no se conocen con suficiente claridad, con los waorani conocidos.
En los datos que siguen hay pruebas contundentes de lo peligroso que puede resultar dejar la resolución de sus conflictos internos al arbitrio de los jefes de clanes waorani, por mucho que éstos les llamen hermanos.
Luego decimos nación, pero eso hay que entenderlo también.
Entre las acepciones de nación en nuestra lengua, parece claro que no podremos emplear la primera (conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno), almenos en sentido estricto.
Aunque esa definición indiquemuy bien la orientación básica que el Estado ecuatoriano debe tener respecto a estos grupos.
La segunda acepción de la palabra nación (territorio de ese país) es la que está justamente en discusión en este caso.
En cuanto a la tercera (conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común), se ajusta con propiedad al caso.
Seguramente lo que existe actualmente en proceso de construcción es una nacionalidad waorani, por emplear una palabra que le gustaba a Alejandro Labaka y que la nueva Constitución ecuatoriana, si se desarrolla de forma adecuada, podría muy bien admitir y alentar en su seno.
Si esta reseña histórica sirve para ese propósito, habrá cumplido sobradamente su objetivo.