Exposición en Coca -Ecuador- Rostros de Luna.
Si usted visita la exposición "Rostros de luna", se sorprenderá.
En las riberas de los ríos Napo y Aguarico se localizaron cerámicas pre-hispánicas que encierran un incalculable valor ya que nos acercan a la cultura más rica e ilustrada que existió en las selvas amazónicas de Ecuador.
Si usted observa con atención esas figuras humanas que se nos muestran, 800 años después de ser hechas, va a quedarse conmovido.
De inmediato va a percibir que no es barro cocido, modelado, decorado lo que está ante sus ojos.
No son piezas de museo o cosas muertas, hay un hálito en el aire, una conmoción que puede palparse, una sensación. Al inicio quizás de extrañeza. Son urnas funerarias lo que aparecen ante nuestros ojos, algunas con restos humanos que nos llegan como del túnel del tiempo, todas ellas llenas de signos misteriosos, brazos mágicos como envueltas en el lenguaje cálido de sus pinturas que resistieron el maltrato de la intemperie, incluso la crueldad de nuestro largo olvido.
En realidad no son restos, es más bien una colección de formas espirituales la que aletea de forma imperceptible pero palpable a nuestro alrededor durante toda la visita.
En una leyenda del Génesis, es decir, en el primer libro de la Biblia, se nos cuenta que Dios un día tomó arcilla en sus manos, la modeló en forma humana y luego le sopló en la nariz el aliento de la vida.
Si ustedes visitan en silencio esta muestra, si entran en el intrincado mundo de sus formas amazónicas y las pinturas que las decoran van a poder comprobar, casi físicamente, el renacimiento de este fenómeno.
Unas mujeres, hace de esto 500 años, hicieron el arte de un Dios. Modelaron urnas vivas, esto es con la capacidad de volver a la vida los restos de sus seres queridos. Así crearon formas que recuerdan talles, vientres, caderas femeninas, para que cogieran los huesos sagrados y los volvieran a la vida. Hicieron de barro las figuras humanas, las cubrieron de pinturas vitales con los colores festivos de la gran fiesta de la vida. Dibujaron una sonrisa en sus labios con las que al saludar el nuevo nacimiento les abrieron la boca para que respiraran el aliento de la existencia definitiva.
Sí, es una colección viva que nos trae del pasado la fuerza imprevisible de la cultura más sabia y profunda que existió en la selva.
La exposición está abierta en Coca y tiene dos fases diferentes con piezas distintas en cada una de ellas.
"Rostros de luna" muestra apenas 30 piezas en cada una de sus fases, procedente de una colección que cuenta con más de 200.
Exposición en Coca (Ecuador)
(Fundación Alejandro Labaka)
Septiembre 2012-Agosto 2014. Edificio Azriel. Malecón.