Provincia Capuchina de la Preciosísima Sangre de Cristo de Valencia -Cuarto Centenario 1596-1996
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A modo de introducción...
El propósito en esta serie de narraciones, en este airear nuestro ser y nuestro hacer, es precisamente eso: Dar a conocer que "estamos".
Y que estamos en lo que han estado y donde han estado ilustres y santos frailes que nos precedieron. Lo hacemos en el marco de estas cumplidas centurias 1596-1996, de la instauración de la Orden Capuchina en lo que hoy es la "Provincia Capuchina de la Preciosísima Sangra de Cristo de Valencia".
Ello es, al tiempo que una necesidad vital y un legítimo orgullo, una oportunidad única para actualizar los hechos y los personajes que dieron vida a nuestra Orden desde la fundación de la Provincia hasta nuestros días.
Quienes son los Capuchinos; cual ha sido -y es- su mensaje y testimonio.
Acerca de nuestra presencia y de nuestra identidad se ha escrito, en otros tiempos, mucho y bien.
En este sentido, la historia, a fluer de amparada por autores ciertamente cualificados, tiene una relevancia y una primacía palpable sobre estas líneas.
Cualquiera de ellos podría ser un digno pórtico para este Cuarto Centenario. Pero hoy el propósito es otro; otro el matiz de unos relatos testimoniales, sin más pretensión que crear veneración y cercanía hacia lo Capuchino en estos reinos y en estos tiempos.
No tratamos de hacer historia propiamente dicha: sino de decir -ya lo hemos apuntado- que nuestra Orden en Valencia y en las provincias que se enmarcan en esta denominación, en el marco de un auténtico franciscanismo, con dignidad, austeridad y humildad, está ahí; ha vivido y ha dado vida, y merece ser conocida, tenida en cuenta, y, más todavía, ser amada por las actualese generaciones, como lo fue por las gentes que nos acogieron y con las que compartimos -antes y ahora- la esperanza y el gozo de seguir unas huellas.
Este es en efecto el propósito de unas páginas que, excluyendo la minuciosidad -que no el rigor histórico- y en ello queremos insistir, pretenden destacar y llamar la atención sobre la elocuencia de este solo dato: Cuatro siglos.
Cuatrocientos años de presencia capuchina.
Por ello mismo, por su carácter eminentemente testimonial y emocionado; porque, además, nuestra Orden tiene una dimensión que trasciende toda obra humana -aún sin restarle a esta su valor -y, en este sublime aspecto, sólo Dios sabe y juzga quiénes y cuántos han sido en realidad, "piedras vivas" en la edificación de la gran obra de la Provincia Capuchina de la preciosísima Sangre de Cristo, de Valencia; y porque la presencia, ya para siempre, y el preso específico de la legión de frailes Capuchinos que nos han precedido -3022 señala el Necrológico de Valencia únicamente las líneas maestras, eludiendo -con sentimiento lo decimos- nombres de personajes y lugares, los cuales, sin embargo, están presentes en el alma de la Provincia y escritos, uno a uno, en el indefectible "Libro de la Vida".
Partimos, por honor y por veneración, de Francisco y Clara de Asís, raíz y savia, pasasndo por Juan de Ribera, las fundaciones, la vida capuchina, hasta el apostolado, popular y mariano, de los frailes Capuchinos en todos los tiempos.
Finalmente estos cuatrocientos años de historia de vida capuchina constituyen, sobre cualquier otro logro, el haber hecho posible una presencia secular y viva de Francisco de Asís entre nosotros.
Que la Virgen María, Reina de la Orden, nos encuentre dignos de perpetuar la huella del Pobrecillo.
Fr. Salvador Montolíu OFMCap