Historia de El Cristo de El Pardo (Edición 2023)
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En lo alto de la colina de EL PARDO, a 15 kilómetros de Madrid, subiendo por una cuesta bordeada de pinos, antiguamente camino real, se halla la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles y en ella la capilla del Santo Cristo, imagen yacente, de Gregorio Fernández. Miles de peregrinos ascienden durante el año a venerar esta imagen, allí donde el ruido de la gran urbe madrileña se hace silencio entre encinares y pinos mirando al Guadarrama.
La devoción creciente de los fieles y la de aquellos que llegan a contemplar este prodigio artístico, han convertido la soledad de este paraje en un incansair y venir de coches y viandantes.
Son muchos los que turbados en su espíritu enen un momento de oración a los pies de El Cristo, en la recoleta capilla, la serenidad buscada. Los Padres Capuchinos custodian la imagen desde hace cuatro siglos y se esfuerzan con su celo para que siga siendo la ermita del Santísimo Cristo lugar de oración, de recogimiento y de paz.
Si toda ermita es como dice el viejo romance: lugar codicioso para home cansado, aquí el paisaje, el sombreado amparo de los pinos, la soledad, el ciey el aire se convierten en gigantesca urna natural para este Cristo yacente y redivivo.Cuando se inició la historia del convento de Padres Capuchinos, El Pardo era un lugar solitario, un monte que comenzó a proclaSitio Real, cuando las melancolías alcanzagrados alarmantes en la enfermiza naturaleza de Enrique III, allá por los años de 1405. Pensó el rey, y pensaron sus cortesanos, que sería bueno retirar sus tristezas a una hermosa casa de monteros que su abuelo había construido en estos parajes.
Luego, y poco a poco, vino lo demás. El Emperador Carlos sintió especial predilección por este Sitio y quiso habitar en él, levantando un palacio de inviercon su Casa de Oficios.
A Felipe III también le resultó agradable El Pardo y hasta su Palacio hizo llegar obras de Tiziano, SánCoello y de su pintor de cámara, Antonio Moro.
Felipe III restaura el palacio de un incendio sufrido e introduce en El Pardo un elemento nuevo: El conde Capuchinos. Después, cada rey aportará su valioso recuerdo.
Vigía sobre la cima (colina protectora del pueblo) está el Convento de El Cristo. En medio de tanta. grandeza y soledad, los Capuchinos vinieron a dar vida y compañía a los monteros que tenían a su cuiel cazadero real.
¿Desde cuándo la Orden Capuchina es vecina de El Pardo? La fecha se aleja cuatro siglos, hasta 1612. Desde entonces Palacio y convento aglutinan la vida del Real Sitio. En el primero se han escrito págigloriosas de la historia de España, en el segundo se ha vivido la presencia de miles de personas con un sentimiento admirativo hacia una imagen: EL SANTÍSIMO CRISTO DE EL PARDO. Su historia es la que ahora contamos a nuestros lectores.