Ejercicios Espirituales
15,00 €
Prólogo...
¡Alabado seas, mi Señor, por el libro que hoy pones en nuestras manos ¡ Así, como regalo del Altísimo, hay que recibir este <> del Padre Lázaro Iriarte, OFM Cap.
Lo deseábamos y lo estábamos esperando. El deseo venía de la necesidad que teníamos de encontrar un manual que nos fuera llevando, por el camino de la espiritualidad franciscana, al encuentro con el rostro de Dios. La esperanza se ha cumplido.
Mérito e intuición acertado del autor ha sido el unir la experiencia religiosa de Francisco y de Clara. Formados ambos en la misma escuela del amor a Dios, manifestado en la creación entera, como fraternidad universal que canta la gloria del Señor. Cada uno nos enriquece con la peculiaridad del carisma que Dios dejara en su alma. Francisco es la expresión itinerante del encuentro con Dios en cualquier circunstancia de la vida. Clara acerca a la intimidad de una vida profundamente entregada a la alabanza del Señor. Francisco es el pregonero del Señor Altísimo. Clara habla con el silencio de una vida escondida en el corazón de Dios. Francisco hace de la pobreza la riqueza de su vida. Clara tendrá que defender valor tan grande con una incondicional y perseverante sumisión a la voz del Espíritu.
Aunque se pensara en este libro como buen acompañante para unos días de escucha de la Palabra, bajo la guía de Francisco y de Clara, sin embargo, y gracias al Señor porque así sea, este trabajo del P. Iriarte es un verdadero trabajo de mística franciscana. Nos pone en contacto con la Palabra de Dios. La hace conocer y desear. Nos lleva a la interioridad de la meditación y a contemplar las profundidades del misterio trinitario. Todo ello, ungido con la penetrante suavidad de un lenguaje inequívocamente franciscano.
Un libro de ejercicios y un tratado de espiritualidad franciscana. De todo nos sentimos necesitados. El autor, de forma modesta, quiere ayudar a los miembros de la familia franciscana, especialmente a los directores de Ejercicios. Pero, son muchos más días, que esos ocho a los que se invita, los que se van a iluminar con estas meditaciones. Por otra parte la riqueza y universalidad de la espiritualidad franciscana llevan todo el contenido de este libro mucho más allá de los límites de la familia franciscana. Francisco y Clara son patrimonio de todos. Esto es el mérito de su pobreza. Nadie es dueño. Todos servidores.
Antes de morir, el Padre Lázaro Iriarte, OFM Cap., maestro de muchos de nosotros en la escuela franciscana, nos ha dejado esta preciosa herencia. A decir verdad, este regalo y el lote de la heredad, se lo había pedido, hace tiempo, el P. José-Gabriel Francés, que deseaba poder ofrecer algo que se notaba faltar en las ediciones franciscanas.
Este libro servirá como homenaje y gratitud al P. Lázaro Iriarte que tan buenas manos nos ha echado con sus publicaciones, con sus conferencias, con su magisterio, con su ejemplar espíritu franciscano. También esta publicación es motivo de reconocimiento a las ediciones franciscanas de Editorial Asís, Hermano Francisco y Librería San Lorenzo, verdadero economato donde se nos ofrece tan abundante y selecto alimento franciscano.
-Ocho días de escucha de la Palabra bajo la Guía de Francisco y Clara-. Y mucho, mucho más tiempo, deseamos que sea este libro imprescindible acompañante de quienes deseen conocer la experiencia franciscana de Dios.
Epílogo de autorevisión...
1. ¿Profeso, como Francisco y Clara, una fe viva y amorosa en la santa madre la Iglesia jerárquica, manifestada en la docilidad a su magisterio o, por el contrario, estoy cediendo al naturalismo envolvente?
2. Francisco hizo suya y de su Orden la consigna de Jesús a sus discípulos: estar en el mundo sin ser del mundo. Hoy esa opción es más urgente que nunca. ¿Tengo la valentía de ser diferente en virtud de mi vocación evangélica, o me conformo con ser como todo el mundo?
3. Como a San Pablo, me urge la caridad de Cristo, para emplearme de lleno en el anuncio evangélico y en la construcción del Reino mediante la acción apostólica? ¿He pensado que Cristo, para dar gloria al Padre en la obra de la salvación, reclama mi vida toda, mi tiempo, mi preparación, mi sacrificio?
4. ¿Me he preguntado alguna vez si mi opción personal de la actividad que ejercito, mi modo de ocupar el tiempo, mis medios de apostolado... son precisamente los que Cristo y los hombres esperan de mí?