Regla y Vida. Francisco de Asís y el laicado
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PRÓLOGO
Este libro, estructurado en tres partes, aparentemente distintas en contenido, forman un conjunto unitario. El tal tríptico, de alguna manera, argumenta y razona el título general. Sus tres partes, desiguales en extensión de contenidos. Y, aunque el término laicado, aparezca como el núcleo temático central, los capítulos que sirven de parte introductoria, al igual que el doble epílogo final, se conjuntan, desde su significación particular y tamizada, con el referente central.Como puede verse, Regla y Vida constituyen el binomio semántico y eje transversal que sostiene el trasfondo histórico de todas sus páginas: la evocación de dos personajes históricos son los representativos de lo que significan, normalmente, esas dos palabras claves de lectura.
Por supuesto, la doble cita de Jesús Álvarez, como frases de portada, son mascotas, suficientemente explícitas y objetivas, para justificar su contenido.
Pues el gran catalizador del renacer espiritual de los laicos fue Francisco de Asís... y porque su intuición genial no consistió en hacer con los seglares una simple cofradía de gentes piadosas... Y tales premisas siguen siendo verdad, no lo olvidemos.
Este Francisco de Asís se rodea de laicos desde sus orígenes, porque su Hermandad nació como Orden de Hermanos Menores... Y contados años después, a esa primera Orden se añadió una Tercera Orden, abierta, fundamentalmente para laicos, hombres y mujeres del pueblo cristiano: sería la Tercera Orden Franciscana. Desde esos primeros años de laicado franciscano (1212-1215) hasta el día de hoy han pasado algunos siglos... Y otras figuras y otros acontecimientos, dentro de la historia de la iglesia, han ido repitiendo, teóricamente, estar despertando a ese gran gigante como tal hora de los laicos, para
siempre quedar dormido el gigante y dejarlo siempre en ser virtual...
Y uno tiene que pensar, sin más querer, que el laicado sigue siendo en la iglesia de Dios una asignatura pendiente. ¡Cuántos documentos escritos a favor de los laicos! Pero seguimos, ya casi finalizando la primera cuarta parte del siglo XXI, esperando encontrar a los seglares, mujeres y hombres, en tantas
plataformas, en las que puedan plasmar su ser con su cultura y saber, con su decir, sentir y significar.
Con su ver, querer y actuar...
Claro que sí. Francisco se fue como se fue Jesús.
Este Jesús de Nazaret dejó a unos discípulos laicos y nada letrados, para dar continuación al pueblo de la nueva Alianza...
También Francisco, cuando les dijo: No temáis..., tan solo eran seis hombres de la calle, sin letras y sin identidad de ninguna Orden, sino solo penitentes de Asís. Más tarde los llamaría Hermanos Menores, y ninguno prior; pero siempre todos hermanos (1R VI). Por aquí fue y sigue haciéndose el laicado de Francisco. Y esta vocación y este camino franciscanos son los que propugna la Regla Paulina, cuyo comentario, breve y sencillo, vas a encontrar en las páginas de este libro. Al alcance de todos y en fidelidad evangélica, como fue la propuesta que hizo para su primera Orden, y como fue tan idéntica la que constituyera,
junto con la hermana Clara de Asís, para las hermanas contemplativas, Hermanas Pobres de santa Clara.
Precisamente, en el año 2021, se celebrarán los 800 años de aquella primera regula antiqua, Memorial del propósito de los Hermanos y Hermanas de la Penitencia que moran en sus casas, comenzando en el año del Señor 1221. Esta, evidentemente, se escribió bajo el sentir jurídico del cardenal Hugolino-Gregorio IX papa, y no, ciertamente,
desde el corazón de Francisco...
Siempre la historia puede rehacerse y escribirse como naciendo y haciéndose criatura nueva: pues los laicos de cada época -hoy, en época digital- siguen estrenando su tiempo y su vocación...
Ciertamente, Jesús de Nazaret y Francisco de Asís siguen buscando y llamando.
Como se podrá ver, este libro tiene un eje central con referencia al laicado, y se mantiene en unidad desde un personaje universal, cual es Francisco de Asís, y una idea de Vida, cual es la visión secular de la experiencia cristiana, fundada en Cristo y en el Evangelio, como iremos exponiendo en la segunda
parte. Desde esta sensibilización se bucea en el carisma y espiritualidad de Francisco, vertidos hacia los laicos de su Tercera Orden, a través de su regla laical, hoy llamada Regla paulina. Vera ordo laicalis, en expresión exacta de san Juan Pablo II.
Inocencio Egido