Beato Leopoldo de Alpandeire. La vida virtuosa de un pobre evangélico
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FRAY LEOPOLDO (1864-1956) es, en los últimos cien años, el
nombre más popular de Granada. No fue arzobispo ni torero, alcalde
ni rector de la Universidad, deportista de élite ni actor de campanillas,
no. Fue, llana y simplemente, un hermano menor capuchino, el último
del convento, el limosnero que, durante 50 años, pateó las calles de
Granada tendiendo la mano para recibir algunas monedas, y dando a
raudales bondad, sonrisa del alma, paz para el corazón, oraciones por
los necesitados... y mucho amor a todos, pequeños, jóvenes y mayores.
Se ganó el corazón de todos, desde los niños (Fray Nipordo) hasta
las más altas autoridades.
En vida ya era considerado como santo: por su continua vida de
oración y unión con Dios, aún en medio del ajetreo de las calles,
por su entrañable bondad a pesar de su tosca figura de campesino
de Alpandeire con el viejo sayal capuchino. Y también, porque los
granadinos fueron testigos de milagros que Dios obró por medio
de su siervo fiel, la entrañable figura de San Francisco de Asís en el
siglo XX. Cada 9 de mes, especialmente de febrero que que murió,
media Granada y poblaciones vecinas acuden a venerar la tumba
de FRAY LEOPOLDO, desde el 12 de septiembre de 2010: BEATO
LEOPOLDO DE ALPANDEIRE, día grande e histórico para la Ciudad
de la Alhambra, para Andalucía y para España.
El capuchino ALFONSO RAMÍREZ, Vicepostulador de la causa
de canonización desde la curia general de la Orden de Roma, es
sin duda quien más sabe hoy de Fray Leopoldo. En esta obra, entre
una sucinta descripción del ambiente socio-político-religioso en
que vivió Fray Leopoldo y la descripción de sus virtudes, hay una
magnífica presentación de la vida evangélica del Beato Leopoldo.
El autor lo define como el nectar de su santidad, una biografía de
quien, a través de la elaboración de sus Procesos, ha fotografiado
con un gran angular la diáfana santidad del místico de la humildad
por las calles de Granada. El subtítulo lo dice todo, contenido y
estilo: La vida virtuosa de un pobre evangélico.
La beatificación del Hermano capuchino asegura que, también en
este siglo, su nombre continúe ocupando el primer lugar en Granada.
Y su ejemplo en intercesión sean un referente pra los católicos
de habla española y de toda la Iglesia.