¡Como un ramo de rosas frescas! Homenaje al Beato Leopoldo de Alpandeire
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Sí, usando el lenguaje de "Las Florecillas", él no era bello de cuerpo, no brillaba por su saber, no pertenecía a dinastías nombres, ni a linajes de abolengo, no se había distinguido por particulares talentos naturales o por una brillante actividad pastoral, no fue protagonista de gestos clamorosos y, como parece, ni siquiera fue distinguido con gracias místicas o extraordinarias carismas, no había llevado a cabo ningún proyecto grande, ni había dado a luz ninguna gran obra social, ni siquiera había dejado su convento para hacerse misionero en tierras lejanas.
Era sólo un humilde hermano capuchino que había recorrido las calles de Granada pidiendo limosna de puerta en puerta, durante 50 años.
La vida de Fray Leopoldo es límpida, clara, sencilla, transparente como el agua de un arroyo que baja de las elevadas cumbres de la sierra siempre en deshielo de primavera, o como ese arroyo no anunciado, que encontramos en el recodo de la ladera, brotando de unas zarzas y juncos.
(Extracto de la introducción de Fr. Alfonso Ramírez Peralbo)
Roma -Vicepostulador de la Causa.